viernes, 20 de abril de 2012

Pero… ¿Cómo podemos comenzar una Revolución?

De lo poco bueno que se puede sacar de la situación actual es que los ciudadanos por fin estamos abriendo los ojos. Y vemos que el panorama está muy pero que muy jodido, la antigua clase media se está convirtiendo en la actual clase baja, y la clase baja en directamente pobres, mientras que la clase alta son los nuevos marqueses, intocables y herméticos, cada vez más distanciados del resto de ciudadanos, ya que no sufren los problemas de éstos.

 

Muchos pensamos en una revolución, otros en manifestaciones, otros en huelgas, pero seamos sinceros, los ciudadanos aún no estamos preparados para unirnos y cambiar esto, ¿porqué? pues porque la gran mayoría de los ciudadanos españoles están muy bien adoctrinados, creen en el sistema, y no se dan cuenta de que el clasificarse de derechas o de izquierdas es una forma de encarrilarlos y dirigirlos.

 

Una mentira mil veces repetida… se transforma en verdad

 

Un ejemplo, ayer estuve discutiendo con mi suegro sobre las nuevas medidas del copago en los medicamentos, partimos de la base que mi suegro se autoclasifica de derechas, aquí ya hay que tener en cuenta que siempre se buscará una justificación a lo que haga ‘su partido’, que si se autoclasificase de izquierdas ocurriría lo mismo.

 

Este es un ejemplo de cómo, aunque los ciudadanos se den cuenta de que los políticos nos roban y nos tratan como meros recursos, defienden lo que hace ‘su partido’ con los mismos argumentos que les dictan.

 

Él comentaba que veía bien la medida porque muchos jubilados malgastan los medicamentos, y que hay veces que, aparte de pedir medicamentos para ellos lo piden para sus hijos y familiares, y así les sale gratis. Vale, podría ser un argumento válido, para evitar el fraude en la sanidad se eleva el coste de los medicamentos, ¿no?

 

Pero… Una vez más los árboles no le dejan ver el bosque. Porque una de las tareas de los políticos es esa, deformar la realidad para que los ciudadanos se pierdan en los detalles, generar confusión y que no seamos capaces de tener una visión general del problema.

 

Después de escucharle, le pregunté que qué porcentaje de todo el gasto sanitario en medicamentos podría suponer esos pequeños fraudes, él se dio cuenta de que probablemente fuese irrisorio, y a continuación le dije que en los Presupuestos Generales del Estado existe una partida llamada “Imprevistos y funciones no clasificadas” dentro de ‘Gastos de Diversos Ministerios’ que se lleva 2.064 millones de euros, que el Ministerio de la Presidencia nos cuesta 3.064 millones de euros anuales. Claro, dicho esto se le encendió la cara y dijo que había que ‘rajarles las tripas a todos los políticos’.

 

Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda de la Alemania Nacional Socialista (vamos, los nazis de toda la vida) decía que ‘una mentira mil veces repetida… se transforma en verdad’, que se ha convertido en el axioma de nuestros políticos.

 

Y diariamente vemos ejemplos de estas mentiras que repiten hasta la saciedad para que se transformen en verdades inamovibles:

 

  • Si no existiese la clase política, viviríamos en una anarquía absoluta, matándonos los unos a los otros.
  • El coste que ellos generan es nimio comparado con el coste general del Estado.
  • El haber entrado en la zona euro ha sido lo mejor que ha podido pasar a los españoles.
  • No se puede dejar quebrar un banco, ya que perderían todo su dinero los ciudadanos que lo tienen allí depositado.
  • La crisis ha sido culpa de nuestra mala cabeza, y de nuestro ansia consumista.
  • Las privatizaciones son buenas, porque así las empresas privatizadas son más competitivas y abaratan los precios.
  • La sanidad y la educación es gratis, y nos la regalan ellos.
  • Si un ciudadano no paga los impuestos, es un delincuente.
  • Si un ciudadano no cumple sus leyes, es un delincuente.

 

¿No os dais cuenta de que todo son mentiras podridas? Y es que están tan implementadas en nuestra cabeza que si ahora mismo entramos en un bar y vemos a un tío fumando nos parecería poco menos que una aberración. O algo tan absurdo como ver a alguien hablando por el móvil en una gasolinera. Son normas que nos han impuesto, y nosotros las cumplimos, y salirnos del camino por donde nos llevan, que cada vez es más estrecho para nosotros, y más ancho para ellos, nos parece una completa transgresión hacia la sociedad.

 

Por ello, cuando dos personas se ponen a discutir sobre, por ejemplo, el despido libre, o el copago sanitario, o sobre la edad de jubilación a los 67 años (a que se os habíais olvidado esto, ¿eh?) normalmente no se llega a ningún tipo de acuerdo, ya que nos enredamos en los detalles y al final no conseguimos ver claramente el problema, que está más allá de todo eso, porque el problema es que los políticos ya no sirven a los ciudadanos, sino que sirven a la economía, es decir, a los bancos.

 

Ya, eso ya lo sabíamos, pero… ¿cómo comenzamos La Revolución?

 

Muy fácil. Información. Información pura y dura.

 

El 15M salieron miles de personas a la calle, porque estaban hartos, los medios de comunicación los llamaron el ridículo apelativo de ‘indignados’. Pero nadie sabía a ciencia exacta qué querían, se sabía que estaban cabreados con el sistema, que querían una democracia de verdad, y los partidos políticos y sindicatos verticales (extensiones de los partidos políticos) aprovecharon para arrimar el ascua a su sardina, pero no hubo ni uno sólo que no se diera por aludido, ¡ni uno!. Y al final, como lo único que se sabía era que eran indignados y perroflautas, gracias a la sesgada información de los medios de comunicación, la ‘Spanish Revolution’ fracasó y se sumergió en el olvido.

 

Por ello es necesario preparar el terreno.

 

¿Y cómo podemos preparar el terreno? Pues abriendo los ojos al resto de ciudadanos, divulgando nuestros puntos de vista, haciéndoles ver que no existe la derecha ni la izquierda, sino que son ellos, los políticos que bailan al son del dinero, y nosotros, los trabajadores que les alimentamos.

 

Pero no sólo eso, no sólo hacerles ver que las cosas están mal por su culpa, sino darles datos, desmontar sus argumentos aprendidos, y, sobre todo, hacerles ver que los ciudadanos no necesitamos a los políticos, necesitamos gestores, personas competentes que administren nuestro dinero y bienes comunes, como un administrador de fincas pero a lo bestia, y si lo hace mal, pues se despide a quien lo haya hecho mal y se coge a otro mejor, pero nada de partidos políticos, necesitamos personas, y personas preparadas, no un don nadie que le han puesto ahí porque es un trepa amigo y palmero de un político influyente.

 

Y es que no necesitamos a los partidos políticos, ya no les necesitamos, y si conseguimos crear el Cuarto Poder Ciudadano, cada persona tendrá voz y voto para absolutamente todos los asuntos de su entorno, gracias a la tecnología y al DNIe. (este tema lo tengo que desarrollar en un post más adelante…)

 

Pero necesitamos que los ciudadanos conozcan qué queremos, necesitamos despertarles, eliminar el lavado de cerebro al que han sido sometidos durante años, para que se den cuenta de que el sistema no es justo, y que todos, absolutamente todos los ciudadanos de a pie, estamos en el mismo bando, ya que ellos no legislan a nuestro favor, sino a favor del dinero, y de quien lo tenga.

 

Y es que si un buen día nos da por salir a exigir que se nos devuelva el poder que en su día dimos a los políticos confiando en su buen criterio, el resto de la ciudadanía, los medios de comunicación y los propios políticos deben tener muy claro porqué estamos allí, y qué es lo que queremos.

 

Un ejemplo, la que lió Cristo simplemente con el boca a boca y un libro. Nosotros podemos hacer lo mismo, y por el bien de nuestros hijos, debemos hacer lo posible por cambiar esto.

 

Porque la información es poder. Y en estos momentos es lo único que podemos hacer es abrir los ojos a la gente que comparte nuestro entorno, que se quiten el velo de los ojos y que consigan ver el verdadero problema. Y lo más importante, que consigan ver que podemos solucionarlo.

 

Una vez que todo el mundo lo sepa, el resto saldrá solo.

 

Muchas gracias por vuestro tiempo.

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